Estados Unidos consideró que los indios americanos eran unos salvajes, unos animales. Ocupó sus tierras con colonos. Para protegerlos aniquiló pueblos milenarios. A los que sobrevivieron los confinó en lo que llamamos reservas. Sin embargo, los soldados que defendieron “El Álamo” son considerados héroes nacionales.
En la segunda Guerra Mundial Francia fue ocupada por el ejército de Hitler. A los franceses que lucharon por su tierra y la libertad se les llamó “la resistencia”. Aunque para los nazis eran simplemente terroristas.
Los campos de exterminio nazi no solo estaban llenos de judíos, también había homosexuales, gitanos, españoles (rojos claro) y otros grupos sociales o étnicos. Hoy es indiscutible el horror vivido por esas personas. Los nazis las llamaban animales, cuando ellos eran las verdaderas bestias.
Las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki no fueron advertidas ni evacuadas. La Segunda Guerra Mundial acabó con dos bestialidades bélicas. Nunca en la historia de la humanidad un arma había acesinado a tanta gente en un mismo instante como con la bomba atómica. Ocurrió dos veces.
Francia y el Reino Unido dejaron que el ejercito alemán ocupara Checoslovaquia, años antes de invadir Polonia. Tras la Guerra estos dos países engañaron al pueblo palestino y se creó un nuevo país dentro de otro. Desde entonces, el Estado de Israel continúa, al igual que lo hizo Estados Unidos con los territorios de las naciones indígenas, ocupando Palestina. Lo increíble es que un pueblo con un pasado tan horrible como el judío permita que su propio gobierno fascista utilice técnicas salvajes contra el pueblo palestino, más propias del régimen nazi que de un estado democrático.