martes, 27 de noviembre de 2018

PAÑUELOS O PATRIA

El origen del pañuelo como prenda es difícil de determinar. En Roma los actores los utilizaban para sus interpretaciones teatrales. En Francia, en el siglo XV, se convierte en una prenda de higiene y en el siglo XVI se empieza a utilizar para limpiarse la nariz. Aunque puedo imaginar que algún actor romano ya se sonara sus críticos mocos con pañuelos e incluso estandartes y banderas del imperio. “ La Comedia”.

Si inventase una nueva bandera, si la diseñara diferente a cualquier otra y me sonara con ella en una actuación artística, alguien le encontraría cierto parecido a otra bandera. Probablemente sería a la suya y así poder ser ofendido. No ofende el acto hacia el símbolo, ni  en si mismo ni a lo que representa. Lo que ofende a algunos es que se pueda hacer, es la posibilidad de crear en libertad lo que les preocupa.

Hay banderas exactamente iguales, como  Escocia y Tenerife, o muy parecidas como es el caso de Chile y Texas. También algunas banderas cuando están dobladas pueden parecerse a otras. Y, absolutamente todas, cuando están arrugadas y envueltas en si mismas no parecen más que un trapo amorfamente coloreado carente del más mínimo sentido del humor.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

PALOMITAS

Cine comercial es la denominación que recibe el cine basura actual. El concepto Séptimo Arte es sustituido por Recaudación, palabra serigrafiada sobre miles de banderas que ondean en las salas de los todos los multicines. 
El arte sirve para limpiar los ojos, escribió Karl Kraus. Y no para arrojar tierra estéril sobre los ojos del espectador llena de escenas banales de sexo, sangre y tacos. Efectos especiales como fuegos artificiales de luces fugaces y sonidos huecos. Grandes producciones para técnicos especialistas y pequeños guiones para menores actores y directores. Reconocidos profesionales de la pirotecnia audiovisual. Hijos de la educación dirigida hacia la industria. Adiestrados por filisteos que han ocupado las escuelas de arte bajo el lema : “aquí no preparamos artistas, formamos profesionales.” 
El otro día vi a Humphrey Bogart salir de una sesión en unos multicines. Vomitaba sangre y sus ojos eran de un color inyectadamente cabreado. El pobre, acostumbrado al cine de antes, jamás había disfrutado de una superproducción acompañada de un cubo rebosante de palomitas. 
Aún me pregunto qué le causó el empacho exactamente.