Mientras el simio baila al ritmo de diferentes melodías entre los árboles, la selva es nuevamente incendiada.
Sus colores son fragmentados por el fuego y la mirada del mono se configura caleidoscópica.
Duras sintonías suenan entre las yuxtapuestas ramas que arden en la fragmentada arbolada.
El mono sabe lo que le espera.
Las urnas ya no son de cartón, ni siquiera son de un cristal transparente. Ahora están hechas con polímeros contaminantes, convertidas en contenedores de una falsa ilusión a cerca de la decisión popular.
Sus esquinas son afiladas y sus vértices son puntiagudos. Ten cuidado, si te aciertan un golpe con una equina mentirosamente afilada en toda la frente, podrías terminar votando a favor de ideas ocultas. Mediante el politiqueo propagandista esconderán las verdades que no queremos saber. Para creer.
El populismo engañoso, generalizado en todas las fuerzas políticas, ha comenzado.
La manipulación de los votos ocurre antes del recuento de los votos emitidos, durante el periodo “pre- urnas”, en las campañas políticas.
Los polímeros son, al igual que las mentes de muchos, más maleables que el inconsistente cartón o que el frágil cristal. Cambia la materia de la que se compone físicamente una urna. Pero es la esencia del propio voto lo que, peligrosamente, se sigue intentando manipular.
Se diluyen trabajo y vida.
Cabeza que flota.
Cuerpo anclado.
Día a día, vida a vida.
Vivir más tarde y quizás morir.
Vida a día, día sin vida.
