jueves, 23 de abril de 2015

PALO


Hace trece años que conocí a una familia de emigrantes saharauis. Podría tirar de la hemeroteca para certificar la fecha, pero no es necesario. Lo recuerdo perfectamente porque por aquel entonces mi hijo mayor tenía tan solo cuatro años, exactamente los mismos que tenía el hijo menor de esta familia. Podría averiguar su nombre, pero tampoco es necesario. Pues podría ser el nombre de cualquier familia de las que han llegado y de las que no pudieron hacerlo. Millones de nombres.

Por aquellos años trabajaba de fotógrafo independiente y, en esta ocasión, colaboraba con el diario el Mundo para un reportaje sobre la inmigración en Fuerteventura. Una familia de emigrantes había llegado días atrás, y habíamos quedado para realizar una entrevista. En la patera tan solo viajaban el patrón, marroquí, y los seis miembros de la familia africana. Los hijos tenían edades desde los cuatro años hasta los dieciséis. Tres varones y una chica, la hija mayor. La madre nos servía un delicioso té. Y yo empecé a hacer fotos mientras el matrimonio nos narraba sus convicciones para emprender ese increíble viaje.

Él había pasado dos años encarcelado tras ser detenido una mañana en una calle de arena de una ciudad del Sahara. La autoridad invasora marroquí lo había acusado de pertenecer al Frente Polisario. Simplemente desapareció aquel día. Su familia no supo de él durante esos dos años. Hasta que otra mañana fue liberado, sin juicio ni explicación alguna. Entonces decidió que debían salir de allí. Seguía tomando fotos mientras los escuchaba, y fue cuando comprendí qué puede pensar un padre para arriesgar la vida de toda su familia. Era una cuestión vital.

Once horas bajo la noche oscura del océano duró la navegación. A las pocas horas los cuerpos ya estaban helados bajo sus ropas caladas por el agua fría del Atlántico. Había mal tiempo, tanto que el patrón quiso volver a mitad de travesía. Tras tomar el té juntos, la madre encendió un cigarrillo y el padre continuó el relato. En plena tormenta tuvo que persuadir al patrón para continuar. “Atrás no queda nada” “ Solo una muerte segura para mi familia”. Fueron sus palabras. Mantener la frágil proa de la patera rumbo hacia Canarias era la única opción de vida.


Durante mis años como fotógrafo de prensa pude ver varios carnets de identidad de ciudadanos saharauis-españoles. Aquellos antiguos DNI grandes y azules eran iguales para todos los españoles. Hasta que un día los propietarios de estos documentos dejaron de ser nuestros conciudadanos. Marcamos nuevas líneas en el mapa, les quitamos las banderas y les dejamos los palos.

jueves, 9 de abril de 2015

MAL HÁBITO



Ganas no me sobraban para dibujar el capítulo 2. Pero algo en mi interior me susurraba que esperara. “Aún es pronto”, me soplaba al oído algún duende interior. Esperé a dejar atrás el dolor con “pestina” a patetismo. Reuní las fuerzas necesarias, que solo conseguí a base de observar como la realidad se desdobla transformada irremediablemente por la perspectiva. Cuando no importan las líneas trazadas, sino las luces y sombras capaces de crear el verdadero espacio. Me faltaba el puñete en la mesa. El que debe oír uno mismo más que los demás. El golpe que hace que todos los objetos sobre la tabla salten al aire sin equilibrio y vuelvan a caer reordenados. Da igual como acaben colocados, tan solo basta con que su estadio sea diferente. Un nuevo orden tras el caos.

Arrodillar al otro es un acto que requiere cierta habilidad y dedicación, incluso maestría. Si alguien intenta obligarte a hincar la rodilla en el acto, rápidamente, tu reacción será la de oponerte de inmediato. Si te van inclinando lentamente apenas notas la acción, y cuando te das cuenta estás más redoblado que nunca. Acostumbrado a un ligero y continuo empujón hacia abajo, será difícil percibir la diferencia y se convertirá en un hábito irremediable para muchos. Un mal hábito.

Miro la figura del Guerrero arrodillado de la cultura Moche. Solo su rodilla izquierda toca el suelo, manteniendo la derecha arriba flexionada. No se sabe si la estatuilla de metal representa la acción de arrodillarse o, por el contrario, la de levantarse. En su mano izquierda sostiene un bastón o arma, y la derecha está alzada en puño tal esfera luchadora.Mirada alzada de valiente y capa a la espalda de caballero.
Me gusta pensar que el guerrero no se doblega, sino que está a punto de  levantarse… ¿Y a ti?.






sábado, 4 de abril de 2015

Prescritos y proscritos


Prescritos, que no proscritos. Culpables de delitos con fecha de caducidad. Tendencia compulsiva a repetir fechorías libres de condenas diluidas deliberadamente por el tiempo. Legislación que otorgue impunidad a la Casta financiada. Prescripciones e indultos para todos los nuestros.

El partido que gobierna este país se financió ilegalmente manteniendo una contabilidad con “caja B” durante 18 años. En este periodo de tiempo, este partido político, nos ha regalado dos presidentes del Gobierno de la Nación. El primero pagó alrededor de 2 millones de euros públicos a un lobby para conseguir la medalla del Congreso de los Estados Unidos de America. El segundo y actual presidente envió mensajes de texto de apoyo al tesorero de su partido tras ser detenido por varios delitos relacionados con la contabilidad del Partido Popular. -“ Aguanta Luís, se fuerte“- … ¿Existe la Casta?

Puertas giratorias entre despachos privados de abogados y Ministerios Públicos. El prescrito señala al rival político como futuro proscrito, marcándolo con la letra escarlata. Sin embargo, entre la “aristocracia” se mantiene una cordial correspondencia. A la manera más clásica, el Ministerio de Hacienda envía cartas de amor a grandes defraudadores de nuestro país.

- “Amiguito de la patria si me das 200 millones de los 1.000 millones que has defraudado, te perdono y te blanqueo 800 millones. Atentamente, el Sr. Ministro. PD: Lo llamaremos Amnistía Fiscal. Besos.”

La directora del FMI, la Sra. Christine Largarde (que Dios me la conserve muchos años) opina que la longevidad de los ciudadanos europeos es un riesgo financiero. Por lo que propone bajar las pensiones a nuestros jubilados en torno a un 10%. Recientemente la directora del FMI se subió el sueldo un 11%, cobrando unos 224.000 € netos al año. Viva o muerta, seguirá habiendo Casta.


¿Quién paga todo esto?. La respuesta es aplastantemente inequívoca, todos nosotros. La pregunta es otra. ¿Quién manda y decide por todos estos?. Debe haber una Casta mayor . Una que mueve los hilos de los Organismos no democráticos. Manejándolos al servicio de los intereses de la “Gran Casta ” mundial. El BCE, la Comisión Europea y el FMI son solo algunos de los exclusivos clubs de la “Big C ”.