martes, 18 de febrero de 2020

OPTIMISTA


Ese recuerdo de todos los días. Que niego. Que me asalta en las sombras ocultas del día y en cualquier luz invisible de la noche. Tú. Aún tú. Cuántas veces, cuántos instantes, cuántos recuerdos, cuánta tortura. He pensado, a veces, en anotar las horas y los minutos de la frecuencia de tus visitas a mi mente. 

Sí, lo he pensado. Cuando llegas nada más despertar y aún sin despertar. Con el olor del café y fruta por la mañana. Con el aroma producido por el corte de la hoja del cuchillo en el tomate para la ensalada. Ajo y sal compañero. Con el sol del medio día. Ceguera. Y siempre, todas las noches, antes de “micromorir” solo cada día. 

Sólo podemos ser optimistas, amigo mío. No queda otra.