A través de la prensa se normaliza el concepto de la guerra. El aséptico discurso del horror es relatado día a día, hora a hora y minuto a minuto por contertulios expertos en la geopolítica, en la economía, en las energías, en las divisas… en la guerra. Cada bando tiene su prensa, su propio discurso y su distinta perspectiva de la realidad. Todos defienden sus posverdades, cambiantes y contradictorias.
La hiperinformación, a una velocidad de vértigo, parece un bufé indigerible.
La melodía alegre de la guerra continúa.
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