Todo
acontecimiento público de la Casa Real
debe contemplarse como una representación teatral. Cada personaje tiene su
jerarquía, su diálogo, su tiempo y su espacio determinado en el escenario. El
protocolo permite improvisar, pero no cambiar el guión. Y si se falla alguna
vez, mañana se volverá a representar mejor la función.
Dentro
del “protocolo
del champán”, abrir con un sable de un golpe certero una botella de
champán sin descorcharla se denomina técnica del Sabrage o
Sableado. Sin retirar la corona
del tapón y manteniendo el bozal puesto, aunque ligeramente aflojado,
localizamos la costura del vidrio en el gollete de la botella. A continuación,
con el lado opuesto al filo de la hoja, golpeamos con el sable en la parte más
débil de la botella. El sable se empuña con la mano derecha, mientras se sujeta
la botella con la mano izquierda. O al revés si utilizas la zurda, o como
quieras si antes usabas la izquierda y ahora te pasaste a la derecha. En
cualquier caso el golpe ha de ser seco y preciso para que no quede ninguna
esquirla.
¿Por
qué no aceptar que Sofía pueda ser una entrometida como muchas otras suegras? O
¿ por qué no podría ser una de esas abuelas besuconamente plastas?
Y,
¿por qué no pensar que la nieta tenga derecho a librarse de los brazos de una
abuela pesada como tantísimos nietos malcriadamente despegados?
¿Y
la madre?, la única y verdadera reina de las tres. ¿Acaso no tiene derecho a
decidir con quién, cómo y dónde se le hacen fotos a sus hijas? ¿Es que una
madre no tiene derecho a proteger a sus vástagos en este país? Pero, ¡¿esto qué
es?! ¿Quién es aquí la reina?