Lo primero que debe tener un buen
chef es las manos limpias. Luego viene el talento y la dedicación. Un
buen cocinero sin buenos ingredientes no sería tan bueno, o al menos no podría
expresarse hasta donde él sabe que es capaz. Sin embargo, un cocinero malo con pésimos ingredientes, sería aún peor. Los cocineros deberían poder
negarse a elaborar ciertos platos si los ingredientes no son de calidad.
Declararse objetores de ciertas prácticas entre fogones.
El chef que tenemos ha demostrado no saber llevar bien nuestra cocina
estos últimos años. Además, prometió soluciones en las recetas e ingredientes, incumplidas hasta ahora. Y no parece
tener las manos muy limpias. O al menos, es lo que pienso cuando lo veo entre calderos con
sobres en las manos . Por si fuera poco, los ayudantes de cocina no aportan
nada nuevo, equivocándose constantemente en las recetas. Alta cocina
nacional, el taller del plato del 2015, el PP Master Chef.
Veamos algunos ingredientes: Casi
5 millones1 de parados,
aumento de la deuda pública, corrupción política, desigualdad social, reformas
laborales, recortes en sanidad, educación e investigación, privatización de lo
público, represión social, etc. Podría seguir, pero parece una más que
suficiente despensa. A fuego lento o acelerando la cocción dependiendo del
interés del Chef en cada momento, guiso con tales ingredientes no puede salir
bien.
El ingrediente principal del
plato es el número de parados, es sin duda el grueso del guiso. El aumento de la deuda
pública es el caldo, el fumet. La corrupción política es el
condimento error, el que estropea definitivamente el sabor del plato. La
desigualdad ciudadana es esa especia que aromatiza la comida guisada.
Reformas laborales y recortes en educación, investigación y sanidad, son el refrito.
La represión social es la pimienta del plato. Y la
privatización de lo público es la cuenta, que pagará aunque haya
cocinado usted mismo y en su propio caldero.
Respecto a las recetas del Chef y de sus ayudantes de cocina, faltas
de imaginación, me temo un resultado desastroso. Un plato de sabor agrio y
rancio, sin textura y escaso, sin cuerpo o carácter, con aroma a quemado, además de
servido frío y con malos modales. En definitiva, un
guiso sometido a cocciones de temperaturas sociales altísimas. Cocinando a presión los
ingredientes, para después pasarlos por la plancha para chamuscarlos aún más. Este
será el plato del 2015. Yo, de
momento, voy a llamar por teléfono para pedir comida basura, como la de casa.
1. Algo menos
de 5 millones de parados. Cuando los garbanzos se salen del caldero, no
necesitas contarlos… sabes que hay demasiados.