El final de las cosas solo puede
existir si existe un principio. Igualmente el final provoca un inevitable
comienzo. Pero, ¿cuándo acaban las cosas y empiezan otras?. Hay hechos
indiscutibles, pensarán. Por ejemplo la Muerte, uno muere cuando deja de vivir
en un instante preciso. “Esto ha sido”,
como diría Roland Barthes. Aunque podría ser...que cuándo uno muere… no muere, sino que va
a otro “lado”.
Quizás nada sea totalmente
tangible y absoluto. Pero hay hechos que consensuamos socialmente bajo un
concepto artificial, creado por y para nosotros. Un ejemplo es la noche de fin
de año. Muere el viejo 2014 y nace el
nuevo 2015, renovación. Lo que
importa es cómo se entrará en el nuevo año. Si no hay cambios o estos son
peores, el concepto se desvanece de alguna manera. Para algunos el que empiece
el año es irrelevante, pues nada cambia para ellos en la primera mañana del
nuevo año.
Para nosotros esa noche es
especial, o especialmente así la concebimos. En realidad, sin el consenso
social esa noche sería como otra cualquiera. Algunos disfrutan esta cena como otra
más. En estos tiempos, muchos la pasarán de una manera más que humilde, faltos de dignidad. Seguro
que en los contenedores de basura de los grandes supermercados quedan algunas
uvas pochas, desechadas por su aspecto poco fresco. Arrancadas de los racimos
limpios y relucientes que se venden dentro, donde deben estar las cosas que
cuestan dinero. A pesar de esto, estas uvas entrarán como dulces frutos en
bocas humildes para pedir los deseos de muchas familias españolas. Un empleo,
una vivienda o que no te echen de la tuya, a lo mejor desean la ayuda médica
para un familiar, una jubilación digna, o los más atrevidos simplemente comer
mañana. ¿Qué deseo provoca el sabor amargo de una uva que empieza a podrirse?
Muchos, seguro.
Estas cenas de vertedero existen, lejos de cenas austeras. No es lo mismo humilde que austera, Sr. Presidente.
Por extensión familia Rajoy. No se trata de austeridad o de humildad, se trata
de dignidad. La familia Rajoy se merece una cena digna, austera o no. Pero, que
el presidente del Gobierno diga en la prensa que la Cena de Navidad con su
familia iba a ser austera, parece una tomadura de pelo. Falsa y
frívola interpretación, tan propia de un mal actor como de un político
pésimo. Su obligación es resolver el problema de las familias que cenan indignamente
todos los días del año en este país. Eso es lo que me importa Sr. Presidente, y
no lo que coño vaya a cenar la familia Rajoy en Navidad.
Menú familia Rajoy. Cena austera Fin de año.
Entrantes: Sopa de letras alemana. ( 6 letras M-E-R-K-E-L +95% agua )
Primero: Pulpo a la gallega de lata.
--- Sorbete de coca-cola sin gas ---
Segundo: Solomillo de Chopped.
Postre: Crema catalana. Troceada y separada.
Uvas: 6 uvas cortadas a la mitad.
--- Cotillón de sobres al finalizar la cena ---
Entrantes: Sopa de letras alemana. ( 6 letras M-E-R-K-E-L +95% agua )
Primero: Pulpo a la gallega de lata.
--- Sorbete de coca-cola sin gas ---
Segundo: Solomillo de Chopped.
Postre: Crema catalana. Troceada y separada.
Uvas: 6 uvas cortadas a la mitad.
--- Cotillón de sobres al finalizar la cena ---
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