Cuando
se trata de juegos el acto de vendarse los ojos es voluntario. Ya sea
en la gallinita ciega tanteando con los brazos en alto,
en una piñata con palo en mano o incluso en los juegos
sexuales del sadismo. La Justicia
lleva los ojos vendados, aunque para algunos la tela de la venda sea
de trama ancha y translúcida. Cupido, estúpido
gordito alado, también va vendado para acertar al azar sobre
nosotros sus amarillas flechas.
En cualquier caso parece que el
ponerse una venda en los ojos es voluntario, y además necesario. Sin
venda en los ojos podrías elegir interesadamente a tu presa en el
juego de la gallinita ciega. Intencionadamente
el palo se lo llevaría alguien, y no la piñata. En el
juego sádico se perdería el factor sorpresa ,y con ello su gracia
erótica al poder ver cómo se acerca una mano a tu cara. La Justicia
sería imparcial, y no se juzgaría a todos por igual (…) Y Cupido
tendría alguna posibilidad de acertar el tiro, y ya no se llamaría
amor.
Si
no te vendas los ojos por alguna de estas actividades, eres un
ojovendas. Tus
lentillas no pueden caer sujetas por el vendaje. No esperes nada
nuevo.
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