Lo curioso de los zombies
es que no son conscientes de su propia muerte. Hay muchos tipos de
muertos vivientes, pero esta dualidad existencial los define a todos.
La Vida y la Muerte, vivo y muerto a la vez. Así son los zombies en
la ficción, y en la vida real también. Ambos pasan a una especie de
realidad ausente.
En un inicio los zombies
eran asociados a tumbas y cementerios. Tras la evolución del
personaje a través de la literatura, el cómic, el cine y la
televisión, el nuevo hábitat del monstruo puede ser cualquiera.
Hemos pasado de “La noche de los muertos vivientes”, película
de G.A. Romero,
con imágenes de manos abriéndose paso a través de la tierra desde
las tumbas, a una nueva idea de zombies urbanos. En la serie de televisión “The
walking dead”,
basada en el cómic de Robert
Kirkman,
los muertos andantes no han de ser enterrados para su posterior
“zombificación”.
Ni siquiera tienen que ser mordidos para transformarse, simplemente
basta con morir.
Están muertos y mal enterrados .
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